En esta maleta no cabe casi nada, ni una lagrima más, ni un lamento, ni la misma culpa maldita que atormenta mi alma.

Sólo yo, sólo tú, sólo nosotros y la promesa tardía de un viaje que nunca realizamos y que ahora me impulsa hacia un futuro que me parece liberador…

Respiro profundamente mientras la suave brisa acaricia mi rostro y el tren avanza poco a poco, fundiéndose con el paisaje y llenando de luz y color el atardecer.

Ya no hay retorno, ya no hay tristeza..

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