No se le pueden pedir peras al olmo

No se le pueden pedir peras al olmo

El veintidós ya es historia y sigo con la vieja serie de Robin porque tu eres un ser sin corazón. Si puedes largarte no olvides que yo te diseñé libre. Ya no tienes que disimular ninguna sonrisa de joker, lanzar contra el muro ningún coche o ir a mil sin calcular consecuencias. Santo Domingo no era mala idea, iba a probar tu humanidad, dejaría de enfadarme con tus inertes brazos y podría comprarte un billete normal para cualquier sitio que quisieras. Lástima que no me quieras como yo a ti, pero no se le pueden pedir peras al olmo, gatita.

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