A esta gatita aún le quedan muchas vidas por vivir y espero que sean más divertidas que esta.

Porque, seamos realistas, la perspectiva de pasar horas con nosotros en el coche no creo que le resulte agradable. No como el perro, todo el viaje asomado a la ventanilla.

Ya te dije que la dejásemos en casa. Pero no, teníamos que traerla.

Y aquí estamos, perdidos por los montes con una gata aburrida y un perro tonto. Y el pienso en casa.

Al que hace un buen rato que no veo es al hamster…

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