A esta gatita le quedan muchas vidas por vivir. Me dijo y me enamoró. Nunca pensé que en un viaje podía podía tener una conversación interesante con alguien. Pero gatita era una leona y en ese momento, me transformé en un presa fácil. Jugó conmigo como juega «el gato maula con el misero ratón» y decidí bajarme del micro. No me importó no llegar a destino; solo quería salir de esa situación ridícula. Me conozco y sé que enamorado puedo convertirme en un verdadero desastre. Tampoco me va el traje de domador; del circo solo me gustan los payasos.

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