Yo no pertenezco a este mundo de colores brillantes y personas diferentes a las personas mías.

Quiero entregarme de nuevo a la nieve de las mañanas de invierno, darle de beber licor de coca a la tierra y congelarme en las frías aguas de nuestro lago; volver a abarcar la ciudad en una mirada, escuchando el ritmo del carnaval de espuma y la comparsa de los caporales de oro y plata.

Éste es el viaje que me queda por hacer, el más difícil de todos ellos, el último, el viaje de regreso a casa.

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