Ciudad oscura, fría y húmeda. Con olores a inercia de vida, arraigando un sistema social de conformismo y resignación, por el cual navego diariamente sin rumbo definido. Camino con la vista baja por este mar gris de cemento, cuyo suave vaivén adormece mis pies que pisotean los espejos de agua que bañan la acera. Cuyos reflejos oscuros revelan entidades sin formas definidas. No llueve, y las nubes se evaporan al igual que mis esperanzas. Esperanzas de comenzar en un nuevo tiempo y nuevo lugar.

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