De niña quería volar. Volar lejos de la tierra, de mi pueblo, de mi familia, acariciar el mar. Planeé mi vida con tan solo diez años. Mis ojos ansiaban sentir la libertad, el anonimato, poder cantar y bailar por las calles sin que nadie supiera que era la hija de la Señá Cándida. Me imaginaba ´La Ciudad´ repleta de emociones, de luces y carteles de espectáculos. Y a mi amiga Pili y a mí siempre juntas. Nunca más nos separaría un verano. Pero en mi pueblo el destino de las niñas no es soñar.
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