En aquella selva de cemento me encuentro, y gases que perturban mi rostro ahogándome en silencio el grito de: ¨Libertad¨, que llevo debajo de un pañuelo tricolor.

El ardor de una bala atraviesa mi pecho y solo pienso con tristeza, no poder con mis ojos ver un nuevo amanecer.

Y me hundo en fantasía de un viaje a la libertad que aún no he hecho, mi sangre recorre las calles, dejando recuerdos, en jóvenes con sueños, de realizar ese viaje a un país próspero que se merecen tener.

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