¡Cuidadooo!
. Leyó su texto. Esperaba buena crítica. Llego el momento en el que el profesor daba su veredicto. Fue fulminante. Comenzó diciendo que aquello no era un relato, que parecía un panfleto publicitario de una ONG. A continuación, que sobraban adjetivos, que no emocionaba, que era manido con un montón de frases de azucarillos etc....