Como un pan
el latido
de la humanidad
está sobre la mesa.
El eco de miga
alimenta cada rincón del mundo.
Un corazón late.
¡Resiste!
Mientras,
algunas luces se apagan.
Respiro la noche
como si fuera lo único respirable.
En oscuridad y en silencio,
cuando merman los memes
y los llantos,
siento ese latido indefinible
en el aire.
Entonces,
llega el sueño.
Corren las manos.
Las voces aúllan y se ahogan.
Me abrazo a mis rodillas
ante abrazos imposibles.
Los ojos me caminan la piel.
Despierto.
Y la pesadilla continúa.
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