HAY QUE PREPARARSE…

Desactivado como un volcán en reposo, sufre las consecuencias de una pandemia tremenda que sacude al mundo,  también, lo golpea abajo al escriba. Bajo el cinturón duele y paraliza el gancho. Le tiemblan las piernas como a un boxeador tocado por una mano rápida que no vio llegar. Duda, vacila, y mira el rincón como penando. Otros desaparecen rápido ,se los lleva el virus, quitándoles el oxígeno y la posibilidad del saludo final.

El mundo se paraliza y nos cuentan que las personas mayores caen como moscas. La plaga, la bala, el proyectil, somos nosotros mismos. Cualquiera puede pasar a ser un «contagiador serial». Eso es lo peligroso, lo perverso. COVID 19. Es algo preparado para marcar un derrotero diferente, sacar gente del camino lo antes posible. Generando miedo. Estamos transitando una guerra rara. Dónde el renacer marcará diferencia claras y caras. Seguramente, el quebranto mundial, generará más pobres.

El escriba des-afectado trabaja en un salón de peluquería masculina. Tarea de alto riesgo. Contacto directo con las personas. Y frenado en casa, pasa por las penurias de pensar en su futuro incierto. Teme por la edad, no seguir. Sin «plan B», duda, porque no sabe cómo continuará. Trabajador independiente, intenta buscar una salida laboral que no vislumbra hoy. En la antesala de su jubilación, no quiere quedarse quieto…

Tiene sueños y ganas de seguir remontando el barrilete de la inventiva. Activa sus neuronas ensayando un escrito que debe ser como un grito en la noche. Desesperado quiere volver a la normalidad cuanto antes. No sabe exactamente, si lo normal, será esperar nuevos cambios. O lo para normal, será re inventarse. Porque nace un mundo nuevo. Quizá tomaremos el camino de los abuelos, nada se pierde todo se transforma.Algunos  lo saben,  mueven  apuestas firmes. Juegan con la humanidad.

Se tejen historias en esta cuarentena que carga vidas, trae penas, pesadas condenas. O tal vez, en una esquina cualquiera, cambien los autos de gasolina por los eléctricos. Los cambios, son rayos que caen de arriba. Habrá que prepararse. Porque la necesidad, te hace agarrar rayos con las manos…

ISIDORO GUIDROBROS

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