Ha sido raro:

La necesidad de dar las gracias por la comida. A Dios. Inaudito. Yo, a Dios. Dándole. Las gracias. Raro.

La atención a los ciclos sonoros de los pájaros. Saber que cantan más a las 4:00 am que a las 6:00 am, y mucho más a las 7.45 am que a cualquier otra hora del día. Sorpresa: aunque estamos en casa, se acercan al balcón y los osados van más allá: se aventuran a pisar la cocina. Dirán: uno nunca sabe qué de tesoros esconde el piso de una cocina humana con niños. 

La comprensión incómoda de que yo también soy horrible. De que yo también tengo tanta toxicidad en mi cuerpo que podría morir si me mordiese alguna tarde de esas en que ando especialmente irascible. ¡Te amodio, cuarentena! Has sido una invitación bien espeluznante a asomarme al espejo. Mucho. Es absurdo pero: gracias también por eso.

 

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS