«AMANECE, QUE NO ES POCO»

«AMANECE, QUE NO ES POCO»

Para mí el encierro no supone problema, llevo mucho tiempo entrenando. Días y días a solas, descubriéndome y aprendiendo aquello de que al final, eres lo único que tienes. Perder la voz a base de no utilizarla, sentir la vida bullir al otro lado de mis amplias ventanas, mientras mi propia vida se había detenido brutalmente un día, hace ya mucho, en que mi mente se quebró para siempre, sin caricias, besos ni más abrazos que los que yo misma alcanzo a regalarme cuando la piel se pone a recordar y flaquea añorando antiguas huellas.

Decidí desaparecer porque el dolor, la tristeza, las torturas mentales ni son bien recibidas, ni se entienden, son una carga y nadie sabe gestionarlas. Mejor retirarse que sentirse rechazada.

Así que todo está bien, por esa parte todo está bien.

Sin embargo, la nube de desconcierto, angustia, dolor e impotencia que esta extraña situación nunca antes vivida nos trae, este cambalache de sentimientos que nos ataca, traspasa mi puerta, mis ventanas, los muros de mi casa, mi coraza, mis defensas, mi mente y mi alma.

Y cada día a las ocho aplaudo como si retornara al mundo, durante cinco minutos parece que volviera a ser parte de vosotros. Después me escondo otra vez pensando que, en algún momento, todos volveréis a vuestras vidas, a mezclaros, salir, viajar, besar, y yo seguiré como siempre, solo que ya no habrá ni cinco minutos para compartir en el balcón.

Y olvidaréis otra vez todas las soledades que, siempre han existido, y que ahora están tan presentes en vuestras mentes tal vez porque, por primera vez, podéis imaginar lo que significa para miles de personas vivir así todos los días del año, sin estado de alarma, sin virus, sin confinamiento.

Pero mañana será otro día, aunque siempre parezca el mismo. Habrá un futuro, seguro, el reguero de dolor que todo esto está causando será difícil de olvidar, en lo humano y en lo económico, pero habrá un mañana para todos, eso seguro, porque incluso para los que hemos aprendido a vivirlo en precaria soledad, “Amanece, que no es poco”.

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