Nieva.
Nieva sobre la ciudad sitiada, sobre las aceras sucias, sobre el fondo oscuro de edificios fantasmales, sobre nuestra ventana.
Nieva.
Los copos se han hartado de hacer paralelas y giran trazando círculos, arrastrados por el viento en una danza infernal, hasta precipitarse enloquecidos sobre la acera.
Nieva.
El cielo alarga sus manos enguantadas sobre el asfalto negro, extiende un pálido sudario sobre la soledad de las calles, sobre los coches fúnebres, sobre los hombres que cargan sin cesar fardos cerrados con cremallera.
Nieva.
Nieva sobre mi alma encogida, sobre los ojos sin lágrimas, sobre el libro cerrado que es ya tu vida, sobre la mía tan sola, sobre el mundo que se ahoga entre estertores.
Nieva.
Los copos son derviches que dan vueltas sobre sí en una danza hipnótica. Ven, susurran, ven, no seas un copo solitario…Me deslizo, me dejo llevar, entraré en trance mientras giro en la orgía de una nevada sin fin.
OPINIONES Y COMENTARIOS