Un día tuve planes, una tarde me senté frente al mar y soñé con mi futuro. Otra tarde conversaba con mi madre en el comedor y le contaba ilusionada todo lo que tenía por hacer. Estaba exhausta por adelantado, ansiosa, feliz. Porque la felicidad para mí, era seguir un plan, saber a donde ir. Ahora que no hay cabida para planes… ¿Quien soy?
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