La Poda – Tríptico pandémico III

Se lo habían arrebatado todo, pero no pudieron robarles el tiempo.

Muchos no lograron soportarlo, el resto se acostumbró como pudo.

Al principio se resignaron e inventaron nuevos modos de sobrevivir o de seguir muriendo, dependiendo de dónde estuvieran antes de la Poda.

Así la llamamos ahora, la Poda. En aquellos momentos no tenía nombre aún, la llamaban solo la pandemia, así, sin mayúsculas. En aquellos momentos creían que era solo una enfermedad global pasajera y esperaban la recuperación con el ánimo exaltado del que sabe que comparte sentimientos con el mundo.

Después llegó el Lustro Negro. No hace falta que te explique el Lustro Negro, lo puedes buscar en internet, no hace falta recrearse, pero quedaron muy pocos, fue la vergüenza más sucia. Nunca ha vuelto a ser la gente tan dañina para la gente como en aquellos momentos finales del Viejo Mundo.

Los que aún guardaban algo lo retuvieron con fiereza, los que nunca tuvieron nada que guardar lo cogieron por la fuerza. Nadie ganó, todos perdieron, la mayoría murió.

Costó mucho levantar todo esto después, hijo, que no se te olvide. Costó mucho levantar todo esto después.