EL VIRUS QUE CAMBIO TODO

Un buen día todo cambió para siempre, ya nadie podía salir a la calle y todo el mundo se hallaba confinado en sus casas, porque un tal estado de alarma había aparecido en nuestras vidas, porque un bicho feo y malo llamado coronavirus estaba entre nosotros.

De repente unas personas con batas blancas se volvieron nuestros héroes, porque salvaban vidas en los hospitales, ayudaban a que la gente no se sintiera sola en esas circunstancias, en las que sus familias no podían estar con ellos. Los policías y militares eran nuestros salvadores, y en el supermercado había gente muy amable que nos atendía, personas que limpiaban y eran fundamentales para combatir este virus tan letal, a los cuales todos los días a las ocho de la tarde se les reconocía su valentía en forma de aplauso.

El virus se llevó a muchas personas que en la soledad mas absoluta, se iban sin hacer ruido y molestar, simplemente marchaban a un lugar mejor donde no había dolor, y el sufrimiento era menor.

Pasaron los días, las horas, los meses y todo empezó a volver a su ser, aunque todavía se respiraba miedo en el ambiente, y la gente no tenía todas consigo de que esto fuera acabar, y volver la vida que teníamos antes era un poco imposible, porque esta experiencia nos había cambiado para siempre.

Ahora el sol era precioso, cuando oíamos un pájaro cantar nos parábamos para escuchar su canto, las prisas se llevaban de otra manera, pues la vida era mucho mas valorada, y aunque todos nos acordábamos de lo pasado y jamás se nos olvidó, la vida continuaba.

Y aquellos que perdieron a un ser querido se quedaron marcados para siempre, y la pena estaba asomada a su balcón, recordando los buenos momentos que pasaron juntos y que ya jamás volverían a existir.

El mundo cambió el día que el coronavirus apareció y nunca volvió a ser igual.