Le mandé escribir a la poesía sobre el coronavirus y la vocación, la penitencia, la cuaresma y sus diferencias.

  La libertad confinada con la pluma suelta. Pájaros de asfalto aves en torretas a vista del globo sobre la humanidad a la hora de un parada inesperada.

El aumento del oxígeno en la ciudad entre máscarillas de aliento, guerra de máscaras para un virus poderoso. Entendidos que desentienden, el monstruo del ego que asoma amenazante a la raza de la especie humana en el momento.

Un virus, la naturaleza en su curso, fallecidos que asciende en las cifras en el medio y miedo de la cuarentena,   el hombres ahora huye del hombre, y se emplea en la contradición como héroes que sanan. 

Sirenas que se entrecortan, calles vacías y empedradas. Silencio y el vació de las escuelas en la enseñanza. Los niños de los hogares, azoteas de murmullo con música apagada, himnos de resistiré.

Carreras de alto riesgo sobre naturaleza herida, no eran nómadas en la trashumancia. En el remedio natural, la tribu de los antepasados, comunidades aisladas.

Cambio de paradigma, la informatización, apuntes  de aparición letal del 5G y sus interferencias. Contradición. El ser humano, seres eléctromagnéticos presa de la era de la  globalización.

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