El miedo se dibuja  de muchas maneras en el rostro de las personas.Desde una sonrisa sutil a una mueca de horror  y en el fondo del alma una incógnita. Las horas rastreras del trabajo desde casa, la ciber reunión, el aseo  la poca paciencia de mi señora hacen que cada momento se convierta en una eternidad.

Entonces pregunto  – ¿Despertaré mañana?

-Le temo al viento, no porque sea viento y puede destruirme en una ráfag..

-Le temo porque no lo veo.

-Le temo al virus  no por lo que pueda hacerme.

-Le temo porque no lo veo.

-¡Quiero despertar mañana!

-Camino mirando mas allá de la sensatez insana de una pandemia creada por mentes insanas que buscando poder  llegan a estos limites.

-Cada día despierto con la alegría de seguir respirando.  Me levanto miro el rostro de mi esposa. Ella, pegada al televisor mirando las estadísticas de los muertos e infectados por el virus. 

-Gracias por un día más de vida.

-Me enoja ver a los estúpidos que a pesar de saber lo que estamos viviendo no se respetan ni lo hacen con sus iguales.

¿Que los hace mas idiotas? ¿ el tamaño de su billetera? o ¿el cargo político que tiene?. Les dicen de diferentes formas: «¡No lo hagas! y es lo primero que hacen al levantarse.  Todo eso me lleva a preguntar cada noche -¿Despertaré mañana?

-Miro al  espejo  veo un rostro de mirada oscura;  indefinida -¿Quien será ese que esta ahí? 
-¿Despertaré mañana?

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