-Mauricio, ¿sabes que hace unos años casi todos los hombres del planeta tuvimos que aislarnos en nuestras casas sin contacto con otros?
El nieto escuchaba atento.
-Fue en marzo del 2020, una enfermedad muy fea y contagiosa azotaba a todos los continentes. No existía vacuna ni tratamiento, la recomendación de todos los médicos era: «quedándonos en casa evitamos que la enfermedad se propague«
-¿Fue difícil esa época? -preguntó Mauricio.
Juan respondió:
-Para nosotros no: tu papá, tu tío, tu abuela y yo solo hicimos caso a los expertos. Pero hubo muchos héroes anónimos durante esa época: médicos, enfermeros y camilleros que dieron su vida para salvar la de miles de humanos.
-¿Papá fue uno de esos héroes?
El abuelo río con ternura:
-No Mauricio, en esos años tu padre era un niño de diez años, que vivía en el mundo mágico de la niñez. Su problema principal era que no podía ver a sus amigos.
En ese momento tocaron el timbre: eran Diego, Marcos y Jorge, los amigos de Mauricio. El abuelo notó que su nieto ya no lo escucharía y sentenció:
-No te preocupes, esa época ya pasó.
Mauricio besó y abrazó a su abuelo y fue en busca de sus amigos, a quienes saludó eufórico y contento. Todos se encerraron en la habitación de Mauricio y comenzaron a hablar
Marcos, que era el más travieso de los cuatro, le dijo a los demás:
-Tengo un desafío para el más valiente de ustedes: al que lo cumpla le regalaré un hermoso auto de colección . En ese momento sacó de su mochila un juguete vistoso y muy detallado.
Mauricio, que era fanático de esos autos, aceptó y dijo:
-¿Qué tengo que hacer?
Marcos sacó de su mochila un pequeño Murciélago vivo, al que tenía atado y le dijo a Mauricio:
-Tienes que besar este animal y el auto es tuyo.
Mauricio no lo dudó, agarró el pequeño animal y lo besó en el lomo, sin saber que se estaba infectando de un virus cien veces más contagioso y letal que el COVID-19. Después de besar al pequeño mamífero tomó el auto y de manera triunfal concluyó.
-¡Esto me pertenece!
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