Y el planeta habló, informó, solicitó, suplicó amenazó, vaticinó… Pero nadie lo escuchó.

Entonces actuó para que la humanidad parara, escuchara, entendiera… Así el virus llegó.

Y entre miedos, rencores, blasfemias, indiferencias y muchas preguntas de ¿Por Qué? Los seres humanos pararon y poco a poco las almas más iluminadas empezaron a entender el Para Qué.

Y el planeta sonrío, el cielo se volvió más azul, el mar descansó, la naturaleza respiró y los otros seres vivos miraron a su alrededor, y salieron a explorar porque no vieron al gran depredador.

Estaba encerrado en su casa entendiendo la importancia de hacer de este mundo un lugar mejor.

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