Si íbamos a terminar que fuera como cuando habíamos empezado. Elegí ese viernes después del trabajo, cena delivery a la luz de las velas ,vestido rojo aterciopelado muy parecido al que aquella vez lo enloqueció. ¿Por qué no? todavia había cariño y después de todo yo había hecho hasta lo imposible por salvar ese barco y durante mucho tiempo fui ilusa creyendo que él también, pero un mensaje de voz a su padre me abrió los ojos .

Luego de 9 años de juegos eróticos y multiorgásmico quise algo más , risitas correteando por la casa en cambio él no estaba dispuesto a hipotecar su narcisismo.

Ahora esa sería mi dulce venganza.

La cena fue coloquial y a ratos melancólica, pero sabíamos que allí terminaba y lo aceptabamos no obstante entre copas y risas por los recuerdos la química una vez más nos atrapó y al minuto siguiente la alfombra abrazaba nuestro fuego .Los siguientes minutos transcurrieron como testigo mudo entonces nos vestimos y justo en ese momento un mensaje dio por cancelado el servicio del Uber ,molesta sali al pasillo hasta el departamento contiguo donde Ivonne mi amiga de aquellas noches de juerga con mucho alcohol y otros vicios, cuando soltera, para pedir prestado su auto necesitaba que aquella noche ya concluyera, pero el silencio tremulo al otro lado de la puerta y la completa oscuridad me inquietaron, sin embargo tenía otro afán así es que regresé.

Cuando entré Luciano estaba de pie frente al televisor con una mano sujetando su maleta listo para partir mientras su diestra operaba el control remoto con el volumen al borde del máximo y en la pantalla un extra noticioso donde se decretaba la cuarentena en todo el orbe.

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