borradorReflexión En un mundo tan materialista, donde algunos son capaces de vender a la madre, al parecer hacen falta virus para hacer entender a los “peores del grado” que la vida es finita. Que de ella nadie saldrá vivo. Que no hay ninguna cantidad de dinero suficiente para detener una pandemia semejante. Solamente el sentido comun, la inteligencia, la cultura, la empatía, la decencia, el jabón para lavarse las manos. (No más que el necesario. No largarse a acumular como tampoco hacerlo con el papel higiénico o el alcohol en gel, en desmedro de los que tienen menor poder adquisitivo). El cumplimento de las normas que conforman el derecho, la conciencia de que nuestro derecho acaba donde empieza el de los demás. Mirar al prójimo como a nosotros mismos. Y no quedarnos con el verso increíble de “amarlo como a nosotros mismos”. Eso no funciona si no se demuestra. Y hace rato que no se demuestra. Un simple “escribiente” no es dueño de la verdad. Demás está decirlo. Pero, desde mi humilde condición quiero pedirles a todos: Sean buenos. Empiecen cuidándose cada uno. Porque el todo se forma con cada uno. No se queden con lo que no les pertenece. Sean solidarios. Sean honestos. Sean trabajadores. Y como tales, realicen tareas en sus hogares. Salgan lo menos posible a la calle. Los mayores directamente no salgan. Ocúpense de hacer una pequeña huerta. De arreglar la humedad esa que antes no había tiempo para arreglar. No abandonen a sus amigos. Los que tengan acceso a esta maravillosa herramienta que es la Internet, úsenla con fines altruistas, con buenas intenciones, con inteligencia, con el afán de estar informados para no entrar en pánico. Y al respecto, me quedo con una frase de los Mejicanos cuando dicen: “Cuando te toca, ni aunque te quites. Y si no te toca, ni aunque te pongas”. Lo cual no implica andar poniéndose, es decir, el incumplimiento a las reglas establecidas es eso. Incumplirlas es ponerse y exponerse. Y con la salud y con la vida no hay que “probar suerte”. Que a todos nos resulte leve esta transición hacia lo que intuyo será un mundo mejor. Este tipo de situaciones tienen consecuencias y estimo que lo mejor que puede pasarnos cuando esto acabe, será el hecho de habernos dado cuenta de que podemos ser mejores, empezando por nosotros mismos. Despeñaderos, Paravachasca, el 20 de marzo de 2020 Ricardo Arregui Gnatiuk Poeta del Mundo De mi “Tacurú”

borradorReflexión En un mundo tan materialista, donde algunos son capaces de vender a la madre, al parecer hacen falta virus para hacer entender a los “peores del grado” que la vida es finita. Que de ella nadie saldrá vivo. Que no hay ninguna cantidad de dinero suficiente para detener una pandemia semejante. Solamente el sentido comun, la inteligencia, la cultura, la empatía, la decencia, el jabón para lavarse las manos. (No más que el necesario. No largarse a acumular como tampoco hacerlo con el papel higiénico o el alcohol en gel, en desmedro de los que tienen menor poder adquisitivo). El cumplimento de las normas que conforman el derecho, la conciencia de que nuestro derecho acaba donde empieza el de los demás. Mirar al prójimo como a nosotros mismos. Y no quedarnos con el verso increíble de “amarlo como a nosotros mismos”. Eso no funciona si no se demuestra. Y hace rato que no se demuestra. Un simple “escribiente” no es dueño de la verdad. Demás está decirlo. Pero, desde mi humilde condición quiero pedirles a todos: Sean buenos. Empiecen cuidándose cada uno. Porque el todo se forma con cada uno. No se queden con lo que no les pertenece. Sean solidarios. Sean honestos. Sean trabajadores. Y como tales, realicen tareas en sus hogares. Salgan lo menos posible a la calle. Los mayores directamente no salgan. Ocúpense de hacer una pequeña huerta. De arreglar la humedad esa que antes no había tiempo para arreglar. No abandonen a sus amigos. Los que tengan acceso a esta maravillosa herramienta que es la Internet, úsenla con fines altruistas, con buenas intenciones, con inteligencia, con el afán de estar informados para no entrar en pánico. Y al respecto, me quedo con una frase de los Mejicanos cuando dicen: “Cuando te toca, ni aunque te quites. Y si no te toca, ni aunque te pongas”. Lo cual no implica andar poniéndose, es decir, el incumplimiento a las reglas establecidas es eso. Incumplirlas es ponerse y exponerse. Y con la salud y con la vida no hay que “probar suerte”. Que a todos nos resulte leve esta transición hacia lo que intuyo será un mundo mejor. Este tipo de situaciones tienen consecuencias y estimo que lo mejor que puede pasarnos cuando esto acabe, será el hecho de habernos dado cuenta de que podemos ser mejores, empezando por nosotros mismos. Despeñaderos, Paravachasca, el 20 de marzo de 2020 Ricardo Arregui Gnatiuk Poeta del Mundo De mi “Tacurú”

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