De ésta salgo rodando. Mi pasión por la cocina ha ido creciendo durante estos días. Primero empecé con algo que intentaba hacer habitualmente y que la mayoría de los días no me daba tiempo, no hay nada mejor que un pedazo de pan recién hecho, sobretodo cuando lo has hecho tú. Eso fueron los tres primeros días. Después me dio por experimentar con las masas. Dulces, saladas, recias y otras tan suaves y deliciosas como el algodón de azúcar. Hoy ha tocado hacer buñuelos y mientras espero que la masa suba he decidido empezar éste diario.

Mientras mis manos están ocupadas amasando mi mente se evade por unos minutos de la realidad que nos rodea. O de la irrealidad. En algunos momentos me parece estar viviendo dentro de una película de ciencia ficción.

Hay momentos en los que salgo de la seguridad de mi horno, me asomo al balcón y siento el privilegio de respirar el aroma del mar, que en los últimos días noto con mucha más intensidad. Mis sentidos se ha agudizado, o debe ser que este cambio en nuestra vida hace que percibamos cosas que antes nos pasaban desapercibidas. ¿Antes era tan alto el canto de los pájaros? ¿El mar siempre ha tenido ese sonido?

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