Diario de cuarentena- Día 1-Silencio

Diario de cuarentena- Día 1-Silencio

Silvi Albuja

21/03/2020

Marzo es el mes, en el que el aire de la ciudad cambia, quizás por la llegada de la primavera, o porque se respira a fiesta, a fuego, pólvora, música y luces. El domingo ocho de marzo, fui a la plaza del ayuntamiento para escuchar la mascletà, junto a otras miles de personas. Aquella tarde, en la que todo aparentaba normalidad, cambió en cuestión de horas.

El estruendo atronador del cierre de la mascletà me dejó en silencio, sintiendo la piel de gallina y escuchando el largo pitillo ensordecedor que se alojó en mi oído derecho. Miré desde lo alto del balcón la cantidad de gente y por momentos la ansiedad por mi agorafobia se incrementó. Al contrario, de los fuegos artificiales en los que se utiliza el sentido de la vista, una mascletà a través de una sucesión de explosiones rìtmicas, tiene como objetivo estimular el cuerpo y no solo logró remover todas mis células, sino también mis neuronas.

En los minutos que duró la oleada de disparos pirotécnicos, al compás y en la misma intensidad tuve mi propia pirotecnia mental montada, con toda clase de pensamientos apocalípticos. ¿Qué pasaría si, vuela un petardo y todo prende fuego? ¿Cómo sería la estampida de gente? ¿Para dónde correr? ¿Cómo salgo de aquí?

Hoy es el día uno de confinamiento voluntario. Todo el panorama cambió en cuestión de días, no hay estruendo, no hay petardos, ni copas, ni parranda.

Parece que mis miedos se materializaron, no por un petardo mal colocado, sino frente a una pólvora invisible que busca con locura quien le prenda fuego. Tengo una sensación de miedo e incertidumbre que se mete por el cuerpo y el alma. En una semana, la vida decidió por nosotras.


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