El encierro de Pilar

Mi vecina de abajo, quien es hipersensible auditiva, me llama siempre. A veces me pide que pisemos con más cuidado. Dice que cuando nuestros pies golpean el suelo hacen un estruendo como de estampida de elefantes.

La semana pasada escuché el timbre, era ella. Su cuerpecillo delgado, siempre elegantemente vestido, estaba como a tres metros de mi puerta; casi rozaba la de mis vecinos de enfrente.

-Hola, te he llamado…

-Pilar, perdona. Debo tener el móvil en silencio porque recién he dormido a la nena. ¿Necesitas algo?

-He venido a preguntarte las tallas de zapatos de todos los que sois en casa.

Sólo entonces me doy cuenta: lleva una libreta y un  bolígrafo en sus manos cubiertas por guantes azules.

-¿Y eso…?

-Voy a compraros zapatillas. Unas muy buenas, ya verás. Aislan todo el ruido y cuando pisas no se oye nada. Ahora mismo no, que está todo cerrado, pero cuando pase todo esto iré. No os lo tomáis a mal, ¿verdad?

Después de anotarlo todo, se aleja por las escaleras, serena. No canto victoria pero creo que al despedirse dibujó una media sonrisa bajo la mascarilla.

Esta tarde me envió un audio de WhatsApp, furiosa. Me pedía que apagásemos la máquina de ejercicios que retumbaba cada tarde y no le permitía estar tranquila en ninguna parte de su casa. También quería saber si se había mudado otro hombre a mi casa. Porque lo oía, estaba segura. Me dijo que había empezado a tomar pastillas para calmarse. Cuando acabé de escucharla y sin tener muy claro qué contestarle, me envió otro mensaje diciendo «Esto es una gran desconsideración de vuestra parte. ¡Lo estoy diciendo y seguís haciéndolo! Lo oigo en este preciso momento. ¡Es insoportable…!»

Me vi en la desagradable obligación de hacerle un vídeo enseñándole una de las horas más apacibles de mi casa. Una de las nenas, recién bañada, miraba dibujos en la tablet. La pequeña, aún en la ducha, jugaba con sus patitos en el agua. En la sala y la cocina había un silencio de gloria. 

-Entonces no sois vosotros. Vale. ¡Pero hallaré al responsable!

-Seguro, Pilar…