¡Oh Señora Mía!

¡Oh Señora Mía!

Risbel Berbis

13/10/2018

Han quitado el pétalo de una rosa y se desangra mientras desaparece su aroma, han sustraído su brillo y su impetuoso orgullo. Han desojado aquel madroño quien tan fuerte se veía, quien tan envidiable sus ramas crecían. Han desplumado a un ave que viajaba libre hacia el cielo que deseaba salir de la atmosfera y cumplir su sueño de regresar del espacio y entre su pico traer una fruta del universo.

Destronaron a la abeja Reina, ¿quién podrá fecundar? ¿Y esta generación quien la podrá levantar? ¡Oh señora mía! como te han quitado tus hijos, y los dolores de parto se intensifican según pasaban los días, el sabor de la injusticia se respira en las calles, un clima de dolor y desesperanza.

¡Oh señora mía! Ya no brillas como ayer, tus ropas humildes y poco conocidas, pero de mucho valor y gran estima. Ya tus mejías no están enrojecidas, muchacha fuerte y hermosa ha sangrado tu vientre. ¡Oh dulce mujer primaveral! En tu seno alimentabas tantas bocas y corazones llenos de sueños y manos laboriosas llenas de polvo. Tus hijos tienen ese calor de hospitalidad, son muy divertidos, tranquilos y de mucho hablar.

Y han venido ellos, esos crueles reyes queriendo gobernar entre mentiras y suburbios todo por la vanidad, han venido ellos que no temen a la verdad y han sustraído tu libertad, se han aprovechado de tus sueños, de tus anhelos, de darte a conocer ante el mundo, se han aprovechado de tus riquezas, de tu brillo, se aprovecharon de tu sencillez, se aprovecharon de tu amor.

Ellos creen que han podido ganar, y sus casas se llenan de los sueños de tus hijos y su dinero son como montañas en cada valle. Ellos creen que ha podido ganar, y mi corazón se compadece de su pésimo caminar; mientras llevo el recuerdo de tus hijos dentro de mi alma. ¡Señora mía! Te han quitado tus hijos, tus flores iluminadas por el alba, tus mariposas, tu primicia; la juventud que ya no está. Quienes solamente desearon libertad, una voz fuerte que nunca se podrá callar.

Al parecer ya casi sin fuerzas te levantas, pues piensas que aún tienes porqué luchar, hay una voz que viene de lo alto a ayudarte, un poder más de lo normal que puede irrumpir esta cruel realidad. Eres afortunada porque has seguido luchando y hay valientes que desde sus alcobas traspasan el miedo de creer en algo sobrenatural, de esperar un estruendo de cielo que venga a todo esto transformar.

Y tu hacedor contempla tu sencillez, tu esperanza y devoción. Ya que has sido menospreciada, cruelmente abusada; pronto vendrá tu redención seguirás viviendo con pasión, tu nombre será canción de valientes. ¡Oh señora mía!, te han quitado tus hijos. ¡Oh Nicaragua Mía!

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