Dies irae
Estaba caliente y húmedo cuando empezamos a jugar. Yo acaricié su cabeza con la mano; él me devolvió una patada que me hizo rebotar contra la pared. Sólo era una broma, pensé, y le pegué con ganas en la cara. Él respondió con fuerza a mi golpe y comenzamos a pelear. Yo quería acabar con...