En un día cualquiera, un escritor se sumerge en su rutina cotidiana, marcada por el orden obsesivo de libros, estatuillas y tareas domésticas. Entre el movimiento constante de objetos y las pausas reflexivas frente a la hoja en blanco, la narración fluye con una mezcla de lo mundano y lo introspectivo. Sin embargo, una presencia inesperada irrumpe en su mundo: unas huellas gigantes atraviesan la alfombra, y un silencio inquietante se cierne sobre el espacio. Al girar, lo imposible se materializa en la forma de un rinoceronte blanco, descomunal y majestuoso, transformando lo cotidiano en un escenario surrealista donde lo extraordinario se impone sin explicación.