A mimish mi pequeño
De momento no había nada en esos espacios entre neuronas. Pero la mano se posó en esa otra cabeza y el plan se iteró solo. Vertidas en su cerebro estaban las series televisivas, las dianas oscilantes sobre cuerpos ajenos, libros de anti gravedad, rostros escupidos, huidas por pasillos del colegio y ese olor nauseabundo a cloro. Se agazapó en silencio...