(Fragmento)

Capitulo I:

Era una joven de apenas 13 años… una niña diría yo. Ángela cursaba 2º año de la secundaria en una escuela pública cercana a su casa.

En los tiempos que corren, (¡y como corren!) podemos decir que ya era una adolescente, y que adolecía lo que la mayoría a esa edad; mal de amores, problemas con su imagen, etc. Pero a diferencia de las demas, estos temas comunes no tuvieron un final común.

En la escuela no era muy brillante, no le iba bien; tampoco lo intentaba mucho. En cuento a sus amistades; popularmente podría decir que entran en la frase “dejan mucho que desear”.

Físicamente era una niña bella, en pleno desarrollo de su cuerpo; morocha, cabello negro y liso, ojos grandes y oscuros, delgada y no muy alta.

Su familia estaba formada por Gisela, su mamá de unos 30 años, ama de casa; su padre Rubén, lo que llamaríamos un “changarín” que por estos tiempos se encontraba trabajado afuera en una construcción y volvía a su hogar los fines de semana; y por ultimo sus hermanos, Laura de 10 años y Damian de 3.

Esta familia se creo y se formo en un pequeño barrio, al cual la pareja se mudó cuando Ángela a penas tenía 5 meses de vida en el vientre de su madre.

Compraron un terrero barato, sin papeles, ni nada. Todos en ese lugar estaban igual. Quien los vendía era un hombre a quien llamaban “Tano”, pero nadie sabía si era dueño de algo en realidad.

En este lugar construyeron su humilde casita, en el tiempo que el embarazo les permitió. Una piecita, un techo y ya estaban ubicados. Con el tiempo y algún que otro buen trabajo de Rubén, agrandaron un poco más y criaron a sus hijos.

Esta pareja era muy especial, su amor era único, era puro, realmente se amaban… al menos Rubén la amaba…

La razón por el apuro de esta mudanza lejos de sus familias y su pueblo fue la gente que allí vivía y los padres de Gisela.

El problema se lo estarán imaginando, esto es algo que se repite desde el inicio de las familias: Un amor incomprendido ¡por supuesto!

En el momento que conoce a Gisela, Rubén tenía unos 20 años y ella 14 o 15. Pero no era solo la diferencia de edad la que provocaba el escándalo y el prejuicio publico de esta relación.

Rubén era un joven muy trabajador, muy respetuoso y muy bello. Fue amante de varias señoras casadas de ese lugar, y tuvo muchas novias en el pueblo, era un galán.

Pero tampoco era esta fama de “picaflor” la que ocasiono el bochinche.

Nadie entendía por que un hombre de estas características, se perdió en el amor con una “criatura enferma”.

Gisela también era muy hermosa, realmente, muy hermosa. Su problema era la cabeza, no andaba bien, tenía momentos de luz y momentos de oscuridad.

Ella nació y creció en este pueblito. Era un lugar pequeño y todos conocían y sabían todo de todos.

Sus padres eran muy humildes y podría decir que hasta ignorantes; jamás la hicieron ver, la hicieron tratar, en fin, no les llamaba la atención su extraño comportamiento, hasta que alguien se los dijo.

Rubén por el contrario, llego a este lugar buscando trabajo cuando tenía 16 años y allí se quedo gracias a un albañil que lo contrato como ayudante. Era un chico muy trabajador, muy habilidoso y este empleador lo mantuvo trabajando con el.

Gracias a que Rubén se instalo en este pueblo en una piecita que este albañil le facilito detrás de su casa, surge en encuentro entre él y Gisela.

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