ESCRITURA…. ¿DIGITAL?

ESCRITURA…. ¿DIGITAL?

Miguel Gom

03/11/2017

Se nos plantea una pregunta que no tiene una única respuesta. Es más ni siquiera la tiene porque nadie sabe cuál será el futuro de la escritura. Ni siquiera de la lectura. ¿Qué nos deparará la tecnología en el plazo de cincuenta años?

Pero antes me gustaría hacer una puntualización sobre el tema. La escritura siempre ha sido digital. Es decir se han utilizado los dedos para construir literatura. Primero con pluma y tinta, mas tarde con lápiz o bolígrafo, a continuación se empezó a utilizar la maquina de escribir, en mi caso con dos dedos y más reciente el ordenador donde para introducir algo hay que aporrear un teclado, y ya en estos momentos utilizar una tablet o móvil donde hacer que las ideas se plasmen en palabras y estas en párrafos que pasan a engrosar un texto.

Por lo tanto yo siempre desde cuando era adolescente he utilizado la escritura digital. En mis cuadernos de juventud con bolígrafos bic o similares y cuando llego la máquina de escribir partiendo más papeles de los que podía pagar.

Ahora lo doble digital prima sobre todas las cosas. Digital porque siempre vamos a utilizar los dedos, salvo en aplicaciones de conversor de voz a texto que en la mayoría de las ocasiones o bien no entiende o busca otra palabra muy distinta de la que le dijimos, y digital en el sentido de unos y ceros que al fin y al cabo no dejan de ser cada una de los procesos en los que interactuamos con los aparatos tecnológicos de la actualidad.

Cuando escribes algo y eso lo llevo percibiendo hace ya tiempo, tu obra queda registrada en un disco duro por el que a su vez han pasado infinidad de ceros y unos anteriormente y si además lo escritolo plantas en un muro, como el de este Club de Escritura, perduran en el tiempo y en el espacio. Ya no te pertenecen, aunque al principio figure tu nombre o lo que hayas querido indicar para identificarte. Ya sé que me podéis decir que desde siempre cuando un escritor o aprendiz de escritor ponía negro sobre blanco una obra ya no era suya sino de todos aquellos que con su lectura gozaban, reían, o simplemente no les decía nada. Y puede que sea cierto. Ahora hay una pequeña diferencia, no elegimos al destinatario de nuestra obra. Los receptores de mi obra en la inmediatez de la globalización pueden estar sentados en la otra punta del mundo y recibir una brisa fresca o un olor fétido casi instantáneo.

Como colofón solo quiero reflexionar que la escritura siempre necesitará de más de dos ojos para seguir perdurando en el tiempo y la tecnología en forma de redes, blogs, concursos y un sinfín de formas será cada vez más participativa y heterogénea.

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