Temprano despertar
Estaba enfurecida, él solo le pedía clemencia con lamentos y súplicas. “No quiero verte más aquí. Te me vas de la casa”. Largos minutos corrieron en la vecindad. Nadie se atrevía a salir para ver lo que pasaba. Ya era suficiente con lo que se oía y los vecinos se imaginaban las caras de José...