Tras el lustro negro comprendido entre los años 2025 y 2030, a los que los expertos califican como la mayor crisis sufrida en la historia de la humanidad, muy pocos fueron los que se atrevieron a teñir de cierto optimismo sus pronósticos. Se puede decir incluso que estos osados optimistas fueron ridiculizados y tratados como parias en sus diferentes ámbitos de actuación. Tal es el caso de Marce Estrade, sociólogo e historiador, que apenas dos años después de los fatídicos sucesos, se aventuró a apostar por un cambio social urgente y un modelo diferente de estructurar la convivencia en sociedad. Su propuesta, aunque en apariencia novedosa, estaba tomada de corrientes tan variadas y distantes en el tiempo como pueden ser el cristianismo primitivo, el socialismo utópico, el anarquismo e incluso el movimiento hippie. Estamos hablando de la vida en comunidad.
Estrade se involucró personalmente en el famoso caso del Edificio de la Esperanza, allá por el 2032. Un grupo de vecinos, acosados por las deudas que dejó en gran parte de la ciudadanía la crisis del 2025, decidieron en asamblea vecinal tirar varios tabiques de sus casas y convertir el portal 7 de la calle Paraíso en el Edificio de la Esperanza, el primero de sus características. ¿Cuáles son estas características? Las reformas del portal y de los pisos convirtieron un edificio de varias viviendas separadas en un edificio unifamiliar. Cada unidad familiar disponía de un espacio privado e íntimo, y el resto son lugares comunes. Había una única cocina, un comedor comunitario y una despensa, que ocupaban la primera planta. En la segunda planta estaba la sala de lavandería. Con el tiempo fueron dando forma a la destartalada sexta planta y acabaron montando una guardería que, en su mayor parte, gestionan los ancianos y ancianas de la comunidad.
Son ya 18 años los que lleva en pie, y con intención de trabajar por el bien común durante muchos años más. Y lo mejor de todo es que miles de comunidades de vecinos de todo el país están siguiendo su ejemplo.
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