UNA CIRUGÍA PARA RICOS: «¡QUE LES CORTEN LA CABEZA!» (SALUD)

UNA CIRUGÍA PARA RICOS: «¡QUE LES CORTEN LA CABEZA!» (SALUD)

MANUEL RIVERO

30/06/2015

«¡Que le corten la cabeza!», debió de pensar el doctor Landon Stewart justo antes de ordenar que decapitasen al donante. «Adelante», dijo en realidad la versión masculina de la Reina de Corazones de Carroll que, en lugar de condenar a muerte, condena a vida eterna. Para unos, una suerte de Prometeo moderno; para otros, un pecador sin perdón de Dios: el neurocirujano angelino se ha convertido, a base del éxito trágico que supone en Medicina el reprobado método “prueba-error”, en un dador de vida.

La cabeza de Andréi Sychov entró en quirófano ya separada de su cuerpo, conectada a una innovadora tecnología que administra oxígeno al cerebro y un gel nutritivo de células madre, ácidos grasos esenciales, vitaminas, alfahidroxiácidos AHA y retinol al resto de estructuras cefálicas.

Todos los hogares del planeta estaban pendientes del trasplante de cabeza, en directo. Los patrocinadores habían invertido auténticas fortunas para que su logotipo apareciese en el momento oportuno, porque todo parecía indicar que, esta vez sí, la operación iba a ser un éxito. Y lo fue.

El Dr. Stewart unió la médula espinal del paciente y millones de terminaciones nerviosas con el ya conocido como ‘compuesto Stewart’ y, tras doce horas en quirófano y dos días en coma inducido, Sychov abrió los ojos. Sesenta días después, el multimillonario ruso completo su rehabilitación. Y a las pocas semanas, sonreía en prime time con su nuevo cuerpo -apolíneo y anónimo-, a razón de quince millones de euros.

Al octogenario Sychov no le gustaba su antiguo cuerpo, pero pudo permitirse comprar uno más joven: la vida eterna. Según el Dr. Stewart, ha conseguido alargar su existencia unos cuarenta años.

«Hay que superar el miedo, la tragedia y, a veces, la moral para avanzar», respondió el Dr. Stewart al ser preguntado sobre los veintidós pacientes que fallecieron con anterioridad en su quirófano. «Ahora podemos darle un cuerpo a una persona paralítica», dijo. Pero Sychov no sufría parálisis espinal ni nada semejante, simplemente tenía dinero, mucho dinero. ¿Quién puede realmente acceder a esta cirugía tan cara? Hoy, muchos ricos quieren un nuevo cuerpo: ¡Que les corten la cabeza!

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