No, robot (Sociedad: vida cotidiana en el futuro)

No, robot (Sociedad: vida cotidiana en el futuro)

   «Un robot, un voto». Esta es la contundente propuesta que ayer formuló el presidente del Sindicato Mundial de Robots, y que en próximos días será presentada en los diferentes parlamentos nacionales.

  Están por todos lados. Forman parte de nuestras vidas. Llevan a nuestros hijos al colegio, trabajan en las fábricas, regulan el tráfico, nos sirven la comida en el restaurante… y, ahora, quieren formar parte de nuestros gobiernos.

  ¿Se imaginan que un día no demasiado lejano un robot se siente en el despacho oval de la Casa Blanca? Lo que parecía impensable hace solo unas décadas, cuando los primeros robots comenzaron a llegar a nuestros hogares, ahora no está tan lejos de convertirse en una realidad.

  Si tenemos en cuenta el fuerte descenso de población (humana) producido en los últimos decenios, fruto de las drásticas políticas de reproducción implantadas por la mayoría de los gobiernos mundiales, la proporción actual entre humanos y robots es tal que bien pudiéramos ver sentados en nuestros parlamentos a un buen número de representantes de estos ingenios mecánicos.

  En declaraciones exclusivas a este diario, el presidente de la Asociación Europea para la Defensa del Hombre ha señalado que «si ahora cedemos, ¿qué será lo siguiente que pidan las máquinas? No podemos consentir que los robots dicten nuestras leyes, porque pueden tener la seguridad de que la primera medida que tomarán será la eliminación de la prohibición de autoconstrucción».

  Y precisamente aquí es donde radica el meollo del asunto, el verdadero peligro que encierra la propuesta. Una vez alcanzadas las cuotas de poder necesarias para ello, ¿quién nos garantiza que no dejen sin efecto la prohibición de que un robot pueda diseñar y fabricar otro robot?

  Según asegura un activista de los derechos humanos que prefiere mantenerse en el anonimato, «estamos a un paso de que la especie humana caiga en la esclavitud».

  Cabe, pues, reescribir la pregunta que planteábamos más arriba: ¿se imaginan que un día no demasiado lejano nuestro mundo esté gobernado por robots que fabrican otros robots, habiendo reducido a los humanos a la condición de esclavos?

  No imaginen, impídanlo.

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