Revolución de las casas domóticas (Sociedad: vida cotidiana en el futuro)

El pasado 20 de mayo de 2053 se produjo un gran revuelo en la redacción de este periódico. Se recibió un comunicado vía internet. Lo enviaba una casa domótica. Es la primera vez que ses produce un hecho así: que un objeto, una máquina o dispositivo, se ponga en contacto con personas por iniciativa propia.

Según la nota, las casas-mayordomo se habían rebelado a sus ocupantes. Quieren ser ellas las que elijan a quienes van a vivir en su interior. Esto ha sido el resultado, dice el escrito, de una serie de acciones, por parte de algunas personas, que ha provocado que ciertas viviendas domóticas se pongan en pie de guerra.

Todo comenzó en la pequeña población de Turelus. Allí nació el que hoy se considera la persona que más contribuyó a la generalización de este tipo de viviendas, el gran Ian Bertolius. Al fallecer, dejó como heredero a su único sobrino, el cual se trasladó con su familia a la casa que hoy es la cabecilla de la revuelta.

La casa alega el maltrato recibido por los actuales inquilinos, las órdenes constantes, rápidas y contradictorias. No puede atender a sus demandas, escribe. Eso ha traído como consecuencias represalias por parte de los humanos, como son insultos constantes, intentos de modificar los sensores, así como el software y vejaciones verbales por parte de todos los integrantes de la familia.

Según la otra parte en este conflicto, el actual propietario, la casa les ha hecho la vida imposible.  Les despierta a altas horas de la noche, enciende las luces y abre y cierra las puertas a su antojo, esto a supuesto quedarse horas encerrados en las distintas habitaciones o no poder entrar en casa, etc.

Para mayor sorpresa, la casa cabecilla habría hackeado las casa de su alrededor para que se unan a ella. Algunas lo han hecho, y ya se están organizando, continua la expansión. La gente empieza a preocuparse, algunas personas han decidido abandonar su actuales propiedades y acogerse a lasa antiguas viviendas de protección oficial, puesto que carecen de estas prestaciones. Estamos a la espera de nuevos acontecimientos.