Estaban en todas partes. (Tecnología y Ciencia)

Estaban en todas partes. (Tecnología y Ciencia)

Roger Calabuig

06/05/2015

Resuelta la paradoja Fermi.

200.000 millones de estrellas en la Vía Láctea, que no es sino una pequeña galaxia entre millones de galaxias; miles de planetas orbitando y todos los condimentos necesarios para la vida. Estaba claro. En algún sitio tenían que estar.

Pero,  ¿dónde?

A principios de este siglo, tras explorar, burdamente, 100.000 galaxias, el astrofísico Enrico Ferrmi se hizo ésta misma pregunta: ¿dónde está todo el mundo?

No responden. No hay señales.   

Durante décadas la humanidad invirtió sus esperanzas  -y sus miedos- en encontrar vida inteligente más allá de nuestro planeta. Pero la temeraria ignorancia de los científicos de entonces hace pensar que aún ni siquiera la había en el nuestro.

Ahora sí.

El Instituto para la Exploración Universal  de Massachussets ha revelado esta semana una noticia sin precedentes: la existencia de una inteligencia global que manipula los laniatones que rigen el Universo.

“Creemos que es la suma de muchas inteligencias –dice el prof. Smrniov, del E.U.M.-, que está en todas partes y trata de comunicarse con nosotros”.

Resulta que éramos los únicos que no estaban en la frecuencia adecuada.

Primero lo intentamos con ondas de radio, el equivalente a enviar avioncitos de papel a la estratosfera.  Así nos fue. Durante 17 años una antena captó extraños sonidos que resultaron provenir del horno microondas de la estación astronómica. Después supusimos que una civilización desarrollada afectaría a la temperatura de su ecosistema -a pesar de que en 1950 Nikolái Kardashev aseguró que cualquier civilización inteligente evolucionaría hasta aprovechar la energía de la galaxia- y lo intentamos  con el espectro infrarrojo.

Tamaño error. Ninguna civilización inteligente alteraría el equilibrio de su hogar. 

Finalmente, las investigaciones con el primer Colisionador de Hadrones, una máquina monstruosa que ocupaba un túnel de 27 kilómetros de longitud -para algo tan infinitesimal como una partícula subatómica- , obtuvieron un resultado inesperado: descubrieron los laniatones. Y lo llamaron azar.

Gracias a ello sabemos que el universo entero está conectado. Es decir, que todo es una única cosa y está en todas partes. Además, ya no hay duda. Existe una inteligencia soberana.

Y quiere hablarnos. 

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