A veces uno escribe como queriendo plasmar su obra sobre el ras del cielo.

Me ha pasado que he querido robarle la tinta más azul al infinito, solo para describir el perfume de un amor imposible.

He querido robarle a una estrella su fulgor para presumirle en sus noche solitarias.

He querido fervientemente robarle la pluma más blanca a una garza, para transparentar mi amor con una gota dulce de poesía. Pero todo ha sido en vano.

Su amor se me fue como un galope lejano, el último de sus besos a lima más madura en mi boca se quedó. Un dolor me gobierna el alma con tan solo pensarla.

Recuerdo que sus besos eran desordenados y cálidos. Una vez le pregunté: ¿qué polen se hace miel a tus palabras? ¿qué flor le hace el amor a tus bellos ojos? Con un silencio absoluto, me miró fijamente y me aniquiló con una sonrisa tímida que soltaba su rostro de azucenas.

Hoy esos recuerdos, me hieren, me hieren.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS