I
Buscando la silenciosa curvatura
de tu sonrisa, y recordando
el sonido de tu caprichosa risa,
extrañando la melódica tonalidad
de tu voz, deseando el vicioso revoltijo
precoz de tus labios y lengua,
preciso todo lo que tus labios transmiten.-
II
Dentro del mar de olas mental,
predomina el juicio propio
juzgando la transición y
tal vez errónea como tal,
encuentro en la reposada quietud
huida con la brisa que suaviza.
III
Equilibrando mis pasos que
penden de una cuerda floja y
el viento se topa y me impulsa al abismo
generando pánico a pesar de mis alas,
a pesar de mi nebuloso interior,
a pesar de la adversidad de turno,
siempre uno debe animarse a volar.
IV
Luminosa revolución la del sol
que esclarece la vivencia,
que alcanza a observar
tu alma en la sombra
y así nos vemos, y así nos ve
pero nosotros no con claridad
sin encandilar nuestros ojos,
y así sucede, así nos debe suceder,
irradiar luz hasta deslumbrar.
V
Las mañanas, las tardes y las noches
son tan iguales desde hace meses,
tan igual en la rutina, en lo tedioso,
que nos descubrimos nuevas escamas,
nuevas plumas, nuevas pieles
y nuevas vidas que ofrecer
en nuestro mundo en cautiverio.
VI
Suave y fresca alba invernal,
suave y fresca brisa matutina
que estremece toda piel humana,
leve y agradable luz del sol,
leve y dulce canto de las aves
en su concierto posados sobre ramas,
suave y desierta noche frígida,
suave y reconfortante lecho solitario
que cobija pesares cotidianos.
VII
Todos los días y todos los horarios
son testigos de la pesadumbre,
sin poder encontrar en lo mínimo
el impulso diario, intentando así
no perder el equilibrio integral,
mientras nos vamos perdiendo
y encontrando en los miedos,
en las aflicciones y los desánimos,
en el cariño desinteresado del perro,
en las risas y cocinas de mamá y papá,
en las complicidades con los hermanos,
nos perdemos todos los días
para descubrirnos roles nuevos.
VIII
Te espero, amor del bueno
te espero, aunque no sé dónde estás,
ni quién eres, solo sé que te espero
y te quiero, amor sincero
te quiero sin saberte,
te quiero porque te espero
en alerta para no dejarte ir,
para no dejarte partir,
para no escatimar el amar.
y mientras me esmero, con paciencia,
me esmero en aprender
como un niño inquieto,
me esmero en evolucionar
como la oruga en su metamorfosis,
me esmero en disfrutar
de toda cotidianidad
mientras te encuentro.
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