Sin esperanza ni mañana posible.
Federico Garcia Lorca.
Negro, triste y desteñido velo
cruzando la mente sin sentido.
Salamanquesas, por la sienes, manchadas de brea, vomitando insectos.
Enraizadas en el corazón, normalmente puro, hasta asfixiarlo.
La pena, la amargura, la impotencia, el desanimo, la rabia, la ira, el dolor, el llanto con lágrimas invertidas; tántrico.
La terrible negrura de la noche sin luna, que en luna llena, se acrecienta y se espesa.
La otra cara, la desconocida, la violenta novia de la destrucción; plomo derretido sobre mariposas blancas. Arrancar las pestañas, una a una, hasta desvestir los párpados.
Dolor, dolor, dolor, dolor.
Dolor sin tajadas, sin heridas, sin sangre, sin labios abiertos a la pena.
La pena germináda dentro, sin flujo, seca y punzante.
Dolor, dolor, dolor.
Sin salida, sin esperanza, sin vida.
Sin salida, sin vida.
Sin vida.
Sin vida.
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