SUICIDIO TRUNCADO

SUICIDIO TRUNCADO

Mandi

02/07/2020

Alguien me intentó robar.

Bañada entre lágrimas de azufre
la Doncella en el robo me grita:
Espérame, mi amigo, vuelve aquí pronto…
Compañero, por favor, se enfermaron mis caminos.
Se nubla mi morada, mi deseo. 

¡Canto ahora en la agonía del sentimiento,
Canto donde está lo muerto, donde es funesto!
¿Habéis visto a mi amado?, no vendrá pronto.

Cada vez debilitándose más, desesperada y dolida, repleta de lágrimas, exclamó:
Dígame usted, noble Caballero,
S
i Dios a mí me ayuda. Yo aquí frustrada,
observando el cielo muy dolida, y todos allá abajo
rebosantes, en la totalidad del sentimiento, plenos y contentos;
atiborrados de amores y compañías, viviendo luminosos
colmados en abundancias y fantasías…¿Y a ellos Dios los cuida?
Acá, hoy, con esas golondrinas recorriendo mi testera,
sobre la colina en el alto mar,
Dejo mi alma a la suerte del quizá.Yo también deseé todo eso,
y no lo tengo…

¿Y cuándo maldigo a cada castillo voluptuoso,
cada poder salido del León despreciable, por todo
lo que aquí me quitó de lado?, ¿dónde está él ahora?
¿Dónde está Dios cuando pienso así?, ¿dónde está cuando deseo morir?

Yo te lo diré, señor, te hablaré de aquello que desconoces.
¿Sabes?, bien está en calma la marea y la luna llena,
todos los grillos chicos duermen plausibles, las aves ya están en sus nidos,
el árbol ahora es protagonista en la noche, todo ello lo veo
y lo siento
pero yo muero en la niebla de las tinieblas. Todo es así, y así por siempre será.
No quiero más eso, hoy todo debería terminar…

Luego un trueno poderoso se precipitó hacía la vía de palabras
y subió vehementemente lleno de tanta robustez que ahora, dicha
conocida tallaba sus silbidos fríos y funestos, sobre la
rama de luz más significativa del momento.

—Solo corres en palabras, ¡déjame hablar!
Oh Doncella extraviada en la niebla,
que llora por el desamparo.

En el tiempo de la vida, las pesadas barcas dan vuelo al mar,
con disposición, luchando las olas firmemente; para voltear su destino
sin decaer nunca en el vacío de las nostalgias.

Sólo el Eco que fuerte es
Logra penetrar en el núcleo herido.
Cambiando tu decisión ante la tela fría
De los males que temes; de esas nostalgias agonizantes
que llenan de negro tus días.

Bajo el azul despejado cielo
La luna te llama; yo te llamo con fuerza y penalidad.
Te grito reciamente, así en una noche purpura,
Lo que la vida puede perdonar.
Lo que yo te puedo perdonar.

Dudosa y sorprendida, limpiando ahora sus lágrimas,
preguntó: —¿Y quién eres tú, señor que tanto blanco irradia?

Un poco ruborizado, contesté:
—Trabajador de luz soy, susurrador de almas
En busca del bienestar del Nuevo Mundo.

Su frente ahora alta y clara,
Sobre los pálidos murmullos flotaba repleta de dignidad.
Las manchas en la bruma no se podrán borrar jamás
pero sí pueden ser comprendidas. Y eso hizo ella hoy. — Y eso hice yo hoy.
Comprendió y sometió sus impulsos a las rejas del nunca jamás.

Por un pelo de conejo y ella se encontrase sobre el ventoso mar.
Desplomada y lista a extinguirse.
Apagada y en ese momento sin vida.

Debo dar las gracias al destino, por hacer algo fenomenal;
por ser tan indeterminado e incierto, que gracias a su vago intento de afectar las causas,
me dejó aquí y ahora, en esta alta colina, a muy altas horas de la noche,
cerca a un insensato suicida que imploraba florecer.

¡Para esto me preparé en soledad!

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