Una calle que me vio crecer

Una calle que me vio crecer

Yo le debo todo a la calle, no es solo una calle ni tampoco todas, simplemente es la calle. Su cuerpo cambió con el tiempo, a los ojos de los jóvenes pioneros fue de tierra, de pasto o arena, pero pronto pasó a unas piedras fuertes y enormes que le daban seguridad a algunos al pasar por allí, sin embargo, hoy hemos llegado a la calle de pavimento, de asfalto, lugar donde es más seguro o al menos esa es la idea, los huecos siempre estuvieron y pasará mucho tiempo antes de que desaparezcan pero así es la vida, uno debe agradecer por lo que tiene, por eso yo doy gracias. Gracias porque por ahí caminaba mi madre, por allí conoció a mi padre, en aquella calle pasaron juntos de la mano, transitaron como pareja hacia la clínica donde nací, después en el mismo lugar gateé y di mis primeros pasos, luego paseé para ir a la escuela una y otra vez, vagué con alegría algunas veces hacia el trabajo y en tan famosa calle conocí a una prodigiosa mujer quien me acompaño de la mano para tener un hijo y que retornará el ciclo de la calle. Hoy el tiempo ha pasado, mis manos y cara como la calle sean arrugado, pero no las aventuras, no existe un recuerdo más poderoso y perenne que el de la calle. Muchas gracias a ti, la calle.

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