Una familia reciclada.

Una familia reciclada.

Dai Ortíz

31/10/2017

En el año 1993 Marga Risonte de dieciséis años una morocha extrovertida fiel a su carácter rebelde, toma vuelo abandonando su pueblo natal Gral. Obligado con rumbo a Buenos Aires, a vivir con su hermana mayor Carencia Robles de veintiséis años y en pleno duelo con la reciente muerte de su primer hijo de casi cuatro años. Había nacido con una malformación del corazón y aunque su fallecimiento no iba a ser sorpresa ese mismo año volvió a embarazarse. Eran muy opuestas, con apellidos diferentes, sacando chispas en cada conversación y un mal genio propio de cada una. Solo las unía el vientre de su madre y el cariño indiscutible que se tenían una por la otra. Ambas demasiado jóvenes para afrontar las amargas decisiones a las que la vida las enfrentaría más tarde.

El drama se venía asomando como después de un atardecer la oscuridad se apodera del cielo. Marga era impredecible, muy apasionada y seguía a su corazón alborotado, ignorando las consecuencias. Así fue como una noche conoció a Rogelio Argosa, un señor catorce años mayor quien con malas intenciones, vivezas y engaños embarulló el corazón enamoradizo de Marga. Así comenzó el largo e incierto viaje de ida.

Su romance llevaba un año en la clandestinidad, la desaprobación de Carencia y la locura desenfrenada, pero no duraría mucho mas. A principios de marzo de 1994, Marga se daría cuenta de sus dos meses de atrasos (mismo año que su hermana habría dado a luz a su segundo hijo) y dicha sospecha se confirmaba, ese test de embarazo positivo no dejaba dudas, y menos a Rogelio, que luego de esa paralizante noticia dio fin a la relación. Era predecible que aquel inmenso, apasionado y turbio amor terminaría en desgracia.

Rogelio, quien era felizmente casado con dos hijos y una amante, un policía respetado, involucrado en presuntos negocios «raros» que con el tiempo quedarían al descubierto, perdiendo toda credibilidad y su aspiración al puesto comisario como así también su lugar en la fuerzas policiales. Pero lo mas siniestro que pudo hacer en su vida fue: rechazar el fruto de ese amor disparatado que invadía de forma paralela su vida, con impunidad, dejando a su amante, sola, sin voz, con las alas amachacadas y sucias, borrando su sonrisa para siempre.

Sin mas ni menos, su amada, a pesar que se esforzó por no hacerlo, trasladaría ese encuentro de emociones desgarradoras al fruto de ese amor, si se podría llamarlo amor. Tuvo un largo y extenuante embarazo, superando el abandono de su amado y las intensas peleas con Carencia que ya contaba con un hijo. Ella también estaba sometida a un amor tormentoso y oscuro al igual que su hermana, él era mayor y ya con una historia cargada en sus hombros, que carcomía las entrañas de Robles. Al parecer ninguna sabia elegir, era como un karma que las perseguía sin cesar. Entre medio de tanto revuelo, de angustias y alegrías, Marga dio a luz una bella beba de unos 3 kilos con 400 gramos, morena igual que su madre a quien llamarían Carlota Risonte. Así conformaron su familia, una reciclada. Decidieron irse a Santa Fe siguiendo al amado de Carencia, llevando el día a día. Una noche, a un mes de nacimiento de Carlota, el fruto de aquel amor fugaz, Marga se escabullo entre las sombras, con la excusa que volvería, pero en realidad sus intenciones eran mas profundas, quería escapar del recuerdo hirviente que le brindaba la mirada inocente de su beba.Sin pensarlo demasiado, la dejó en manos de su hermana, llorando a gritos, solo una mamadera pudo calmar el llanto incesable de la niña.

Pasaron meses sin noticias, aquel cielo oscuro iluminado por la luna, se la trago por completo. No la esperaban mas, Carencia se había hecho cargo de la niña como si fuera su propia hija, junto con su hijo y su pareja, esa era la nueva familia. RING RING, suena el teléfono y era: Marga. No dio explicaciones, tampoco fueron pedidos, sólo dijo que volvería, y para el primer cumpleaños de Carlota se hizo presente. Nadie objetó su decisión y fue recibida como si nada hubiese pasado, la niña ya había crecido lo suficiente como para ya haberle dicho mamá a Carencia y Marga pasaría al papel de tía. Pasó unos días hermosos con la beba, pero aún no era capaz de hacerse cargo de ella y volvió a marcharse en la oscuridad de la noche.

Pasaron 5 años en los que Marga repetía la secuela, aparecía en el cumpleaños y volvía a irse, la niña sin embargo cada año la recibía al grito de ¡Tía! con mucha alegría y sonrisas. En el cumpleaños nro cinco la sentaron muy cuidadosamente y le dijeron: «vos sos especial porque tenés dos mamas una del corazón, y otra de la panza» su inocencia intacta no se percató que era su madre biológica quien estaba jugando con ella. Luego de ese quinto cumpleaños las visitas se volvieron mas pausadas, venia cada cuatro o cinco años. Durante esos años Marga habría tenido otro hijo y otra nena.

En una de sus visitas, Carlota con quince años era una señorita muy consciente y en total desacuerdo del juego al que su madre biológica la había sometido. Ahora era la niña que le escupía en la cara aquellos sentimientos encontrados que ella misma le había transmitido durante su embarazo. Carencia lejos de avivar el fuego, intentaba extinguirlo o a lo sumo controlarlo, pero al parecer Carlota tenía un carácter fuerte y convincente. Las asperesas fueron limadas con el tiempo y aunque el dolor nunca se fue, Carlota había ganado dos hermanos, una mamá y pudo mantener una relación frecuente con su madre (dejando atras el rencor) y sus hermanos biológicos.


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