La vela que se extinguió

La vela que se extinguió

Música tomada de: https://www.youtube.com/watch?v=pUZeSYsU0Uk.

En una pequeña casa donde la tristeza se construía no por su apariencia sino por los huéspedes que albergaba dentro de ella. Se encontraba una pareja que peleaba todos los días y eso provocaba que aquella casa vomitase palabras obscenas y las más crueles que se le podría decir a alguien; vomitaba entre sus paredes, ventanas, puertas, pero lo peor de todo era que los untados de tanta barahúnda expuesta eran sí, como lo imaginan los vecinos; Agh!…que agresivos eran. Pero había algo más, algo más calmado en una habitación, había una pequeña de 3 años que se había despertado con el escándalo, salió de su habitación y se dirigió hasta donde se encontraban sus padres discutiendo. La pobre niña solo comenzó a llorar, porque ella aun no entendía lo que hace la gente adulta brutamente, ella solo sentía miedo.

(Ubicación: Isnos-Colombia)

“Ya ve lo que hace, despertó a la culicagada que tanto trabajo me costó que se quedara dormida” dijo abruptamente la señora Sonia al señor Juan Antonio mientras se dirigía a donde estaba la pequeña, pero de repente como toro sin amarrar, empujó a Sonia contra la pared haciendo que está a la vez empujara a la niña y la hiciera golpear contra el suelo. Al ver su satisfacción de maldad cogió su chaqueta y salió de la casa dejándolas ahí, una que tendría un moretón en su cara y la otra que sufriría un fuerte dolor de cabeza.

Sonia como pudo se levantó de tan estruendoso golpe y levanto a su hija entre sus brazos como pudo y la acostó, cogió un paño de la cocina, lo humedeció y se lo puso en la frente porque de tan abrumador incidente la pequeña estaba inconsciente y con la temperatura alta. Luego de eso, Sonia quiso echarse agua en la cara y hacerse sus propias curaciones con algo de alcohol y agua oxigenada que guardaba en el armario de la habitación.

Para la fortuna de ellas, Juan Antonio no volvió esa noche, fue una grata sorpresa para ellas que se lo haya tragado la tierra toda la noche; aunque estaban solas, Sonia descuidaba a su hija mientras estaba lavando la suciedad de la ropa que la gente le dejaba, claro ella tenía que comer y vivir de alguna manera; en una ocasión mientras ella restregaba la ropa en su lavadero, la pequeña niña salió de la casa dirigiéndose hacia el campo de futbol, atravesó una entrada de la malla que rodeaba el campo, y comenzó a correr por aquel largo pasto, a saltar…ah que libre que era ella. Sin embargo la pequeña tardo unos segundos en darse cuenta de que la estaba observando desde la entrada al campo y me saludó haciéndome señas con sus manos y siguió jugando.

La distancia que había entre ella y yo no era muy lejana, y era bueno porque podía percatarme de lo que hacía ella. Después de un rato, la pequeña observo que había unas vacas cruzando un hueco de la malla y se dirigió rápidamente hasta allá, pero también se dio cuenta que había un puente; entonces decidí seguirla poniéndome a un lado de ella y la niña miró que tenía algo en la mano, –¡una vela! Dijo la pequeña mientras yo trataba de mantenerla encendida, hasta que al fin la llama que emanaba de la vela se neutralizo y decidí irme. La niña simplemente no cruzó aquel puente, simplemente decidió volver al campo de futbol para seguir jugando, que luego de un rato llegaron niños para jugar también.

Sí, en aquella ocasión fue la primera vez que vi aquella pequeña que solo pensaba en sentir el aire bajo el sol, en correr por el pasto de aquel campo, en saltar para sentirse grande, y lo pude comprobar al ver su cara tan extrañada y emocionada por ver aquellas simples vacas de aquel potrero cruzando el puente. Pero ahora, por injusticias, por resignaciones, por el miedo que la vida lleva consigo, la pequeña estaba en la cama durmiendo enferma.

Al otro día, Sonia muy tempranera se levantó hacer tinto, pero antes de dirigirse a la cocina fue a ver a la pequeña que fiebre ya no tenía y se miraba más tranquila. La madre no había optado por llevar a la pequeña al hospital pues no tenían seguro médico, eran pobres y lo único que le quedaba era tener fe en Dios. De repente, llego Juan Antonio a la casa, borracho, con ganas de comer, y dormir. –Aah puta vida ¿aún no hay comida en esta casa?, no sirves para nada.—Dijo Juan Antonio arrebatadamente contra su mujer, la cual ella respondió—A ver So atenido y atarban, si no te gastaras la plata en porquerías a esta hora…–,pero Juan Antonio sin pensarlo dos veces le dio una fuerte palmada en la cara por haberse revelado contra él, la empujo fuertemente para que ella cayera al suelo y escupiéndola dijo—usted es muy poca mujer, usted no sabe hacer nada, no sabe complacerme basura arrastrada—Sonia al estar tirada saco fuerzas y se arrastró hacia atrás para alejarse un poco de él y se levantó del suelo, entonces rápidamente corrió frente a él para empujarlo aprovechando que se encontraba en estado de embriagues, pero aun así él era más fuerte que ella y la agarro de las manos provocando que cayeran los dos al suelo.

Cuando ella se iba a levantar él la agarró y se puso encima de ella mientras que con todas sus fuerzas quería sacárselo de encima, pero él la abofeteaba para que así ella fuera más sumisa y cediera. La pequeña oyó ese infierno en vida que se encontraba saliendo de su habitación y miró que su mamá estaba sangrando y comenzó a gritar “no mami, mami” llorando desconsolada; mientras la madre cerraba los ojos susurró “te veré de nuevo” y finalmente Sonia tomó mi mano para al fin morir, apagándose la vela de toda su vida…apagándose el corazón de la pequeña a la vez.

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