Al finalizar el invierno Lucia sentía un sentimiento de tristeza en su corazón, que contrastaba con los hermosos colores que comenzaba a pintar la primavera austral de Argentina. Como en cada oportunidad que le sucedía lo mismo decidió tomarse unas breves vacaciones. Visitaría una de las siete maravillas del mundo:las impresionantes cataratas del Iguazú, en la provincia de Misiones.
Entre cientos de turistas de todo el mundo, y acompañada con su sofisticada cámara fotográfica recorrió la belleza de aquel sitio, extasiada por la maravillosa naturaleza.
Los turistas parecían querer apropiarse del lugar para siempre, a través de los miles de flashes de fotos de sus teléfonos celulares,y el permanente bullicio que rompía la paz de la selva misionera.La sensación que Lucía sintió era que querían mirar todo pero sin ver nada.
Finalmente,antes de su partida visitó un sitio histórico del lugar:las Ruinas de San Ignacio.Un misión fundada en el sigloXVII, por la Compañía de Jesús para evangelizar a los nativos del lugar,el pueblo guaraní. La historia de América cuenta del dolor y sufrimiento de ese pueblo, y su lucha por sobrevivir.
Como ya era costumbre frente a las Ruinas los turistas corrían de un lugar a otro; y entre ellos una niña guaraní en cuclillas casi inmovil intentaba vender dos pequeñas macetas con plantas nativas a los recién llegados. Pero nadie parecía verla. Era como si fuese invisible para todas esas personas.Lucía se acercó curiosa. La niña no tenía más de quince años y para sorpresa de nuestra viajera la jovencita tenía sobre sus piernas una bebé que dormía placidamente con su boca mamando la leche del seno de la madre.Ambas, madre e hija vestían de color blanco, que contrastaba con la piel morena de aquella chiquilla. La beba tenía unos aritos de alpaca en sus pequeñas orejas e irradiaba tanta paz , que a Lucía le pareció contemplar un ángel. Sus miradas se cruzaron y la jóven le pidió una limosna. Sin dudar Lucía abrió su bolsa y le entregó algún dinero.Con dolor continuó su caminata al escuchar la voz del guía turistico que los convocaba. Mientras otra turista que la había observado le decía molesta…-» ¡Estas mujeres aquí pidiendo limosna…claro es más fácil eso que trabajar!»…. -¿Mujeres? -respondió Lucía- ¡La miró bien, ella no tenía más de quince años!..Y volvió sus ojos hacia el rincón donde la jóven y su bebé se encontraban.
Pero la chica y su beba habían desaparecido. Durante todo el paseo la buscó con su mirada pero no la volvió a ver.
Frente al arco de las Ruinas donde las imágenes de los arcangeles Gabriel y Miguel siguen custodiando el lugar elevó una plegaria por esa niña y su pueblo.
La imagen de aquella chiquilla y su beba la acompañaron en su regreso a casa. Lucía ya no era la misma. Algo en su alma había cambiado.En el avión meditó mucho acerca de su vida.Aquel breve encuentro había transformado su corazón. Si un viaje sirve para que seamos más humanos… para sentir el amor y el dolor de otras personas…¡bendito viaje!
Ahora Lucía vive y respira distinto…Ya no corre de un sitio a otro en sus viajes, con su sofisticada cámara de fotos, mirando sin ver… Ahora mira y siente, y se compromete. Sabe que su humilde aporte,su pequeña vida en el planeta Tierra… en suma su granito de arena quizás puedan ayudar a construir un mundo distinto.
https://youtu.be/zGVLQ0KRFiw Canción » Con las alas del alma»
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