era un día al final del invierno, entre locura y dudas llegue a este mundo como si hubiera salido de un tobogán de tiempos indefinidos en mi mente. Comenzó este viaje que llamo vida recuerdos de ayeres que se han quedado guardados en mi memoria interna de vidas que ya han pasado y se han quedado atrás, como, un diario que guarde en mi mente como para que me sirviera de guía en este nuevo comienzo. Cabe mencionar que este tiempo en este cuerpo y en este espacio de tiempo en que ahora me tocó vivir, hago memoria de recuerdos, instantes, amores y desencuentros, camino la vereda que me lleva a recorrer esta aventura que estoy descubriendo. El viaje eterno de un alma que va transbordando en cuerpos diferentes, momentos, tierras lejanas, nombres y tiempos etéreos. Hoy en día parece tan lejano ese momento cuando estuve en el azul del cielo como si yo fuera una estrella del firmamento, y como en un estanque de agua transparente observaba mi reflejo que me llevaba a conocer mis anteriores encuentros con este mundo que avanza en un constante cambio girando como una hoja al viento. La luna en mis noches de insomnio parece querer mostrarme en sus destellos escenas de hermosos momentos en los que convivimos en medio de noches de silencio como cuando niña en medio de un bosque me sumergia para hablar con los ciervos. O qué tal aquellas noches de largos recorridos en carruajes elegantes que me llevaban a disfrutar de bailes y algarabías, o cuando con mis amigos junto a una hoguera contábamos historias de espíritus y espectro. Qué hermoso es poder disfrutar del trayecto de una vida a otra, de aprendizajes, experiencias, que se van guardando en el corazón, en el fondo de mi subconciente, viajes insólitos e interesantes, días que seguirán siendo parte de mis memorias, de mis recuerdos que me ayudan a saber de dónde vengo. Será que todavía habrá nuevos comienzos después de tantas vivencias, habrá cosas que descubrir o será solo repetiré el mismo camino o en habrá un viraje en el destino, comenzando un nuevo capítulo que será escrito con la tinta de un suspiro que habrá de poner en marcha otra vez las manecillas del reloj de la aventura. Por ahora solo puedo mirar esté presente que vivo, esperando que esté viaje sea un acierto en mi libro de vida. Qué cuando termine sea en u día de primavera.
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