Querer tanto es agotador (infraordinario)
Cuando parí a mi hijo nació un monstruo. Era aterrador verlo tan pequeño, tan frágil e indefenso… Cualquiera podría haber entrado por la puerta, quitármelo de malas maneras y estamparlo contra el suelo. Lo abracé y lloré. ¿Qué había hecho? Había traído al mundo a alguien que no lo había pedido sólo por mi egoísta...