el suelo de un bar de viejos

el suelo de un bar de viejos

Lou

31/01/2023

El suelo de un bar de viejos

        (pseudoinfraordinario)

Hay huesos de aceitunas y serrín húmedo, los huesos de aceitunas están mordisqueados sin demasiado acierto y el serrín, muy pegajoso, se adhiere a los zapatos. 

Hay también cabezas de  gambas, muchas y aplastadas. ¿Conservarán estas cabezas dentro de sí el último pensamiento de la gamba?, y en el caso de que así sea, ¿cuál será?, ¿qué pensó la gamba antes de morir, justo antes  de ser cocida o ultracongelada?, ¿hijo de puta?

Hay servilletas arrugadas en las que se mezclan las manchas de salsa con el último beso que besaron unos labios, labios en los que intentaron sin éxito eliminar con esa servilleta  la pringosa salsa de los callos (muy ricos, por cierto, aunque quizás demasiado picantes)

Hay palillos rotos llenos de sarro y nerviosismo, restos de etiquetas de cerveza arrancadas con la uña y el aburrimiento, hay una moneda de dos céntimos por la que nadie se agachará. 

Y además, en este bar de viejos, hay tirados por el suelo muchos sobres de azúcar, vacíos, desgarrados por una esquina, con manchas de café con leche; sobres que portan frases literarias y la foto de su autor, esas frases que casi nadie leerá:  “Vivir es pasar de un lugar a otro haciendo lo posible para no golpearse. G. Perec»

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