En mis nocturnos menesteres, vejiga llena, observo unos pececitos de plata. ¡Lagrimas móviles argénteos¡No oso dañar  No siento nausea existencialista sino maravilla. Entre los huecos de mis azulejos os manejáis comiendo moho y detritos. Os nutrís también de mis despojos vacíos de piel y caspa. Amantes de mis libros viejos . Huis noctámbulos sin nada que temer más que de la luz de vuestras escamas. Me reflejo en ellos y pienso: Me estoy volviendo sentimental y he de volver a la cama.

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